REIKI: Vinimos a ser felices

Vinimos a ser felices


Vinimos a ser felices, y lo somos cuando damos lo mejor de nosotros.



¿HASTA QUÉ PUNTO NUESTRA VIDA Y NUESTRA SALUD SON UN REFLEJO DE NUESTRAS CREENCIAS Y CONVICCIONES?

Es ya un hecho para la ciencia de hoy, que con nuestras creencias y convicciones modelamos nuestras moléculas, y determinamos la gestión de nuestra energía y nuestra salud. Parodiando al poeta Jorge Luis Borges, podríamos decir que nuestros niveles de salud son como arcilla que nuestra conciencia moldea a su antojo.

Nuestras ideas acerca de nosotros y del mundo constituyen el contexto que da sentido a los textos físicos, emocionales o mentales de nuestra vida. Vivimos en culturas que son sistemas de creencias, determinantes de nuestros modos de relación. Y estos sistemas de creencias son el componente esencial de la epigenética, que no sólo son moléculas. Y es que nuestras creencias son creadoras: tanto si son ciertas como si son falsas, nos ayudan a facilitar o bloquear, según el caso, los programas genéticos que determinan la calidad de nuestra adaptación a la vida y nuestra salud. En medicina es bien conocido que lo que creemos del medicamento, del médico o de la enfermedad, incide significativamente en la evolución de las enfermedades. Lo que tal vez no sabíamos bien es que lo que el médico o terapeuta cree de lo que hace también cuenta en los resultados. Esto es cierto para todas las medicinas, sean clásicas o alternativas. La pluma en la cabeza del chamán en el amazonas o la blusa blanca del médico o sus diplomas, en su respectivo contexto cultural, son muy importante a la hora de explicar los resultados clínicos.


SALUD Y FELICIDAD, ¿SON LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA?

Las dos, salud y felicidad, están en ambas caras de la moneda de la vida. Sin las dos, que no se pueden separar, no habría ningún valor, que es al fin de cuentas lo que simboliza la moneda con sus dos caras. La felicidad es en mi opinión el indicador más importante de la salud. La infelicidad afecta negativamente todos los sistemas orgánicos a través de la llamada red mente cuerpo, constituida por códigos de inteligencia representados en moléculas como neurotransmisores y neuropéptidos, que tienen receptores en todas las partes del organismo.

Vinimos a ser felices y la mejor manera de conseguirlo es haciendo felices a otros. Dar felicidad genera más felicidad. Y más salud.


¿Es la enfermedad un camino?

Puede serlo, si aprendemos la lección que lleva implícita. De lo contrario seguiremos a la deriva, pues aunque desaparecieran los síntomas, sin el aprendizaje correspondiente seguiríamos confundidos. En ese sentido, la enfermedad es un camino de aprendizaje por el que todos algún día tenemos que pasar. Al final del camino posiblemente todos salgamos fortalecidos, o a lo mejor tengamos que repetir la lección hasta que esa jornada exigente y dolorosa ya no sea necesaria.

¿Cómo se relaciona el hacer lo que nos gusta, nuestra vocación, con ser buenos en lo que hacemos y con la aportación a los demás? ¿Podemos separar nuestro bienestar del de los demás?

Repitiendo el mismo camino sólo podemos llegar a la misma meta. El gran desafío humano es el de renovarse. Somos creadores por naturaleza, y vinimos a continuar ese gran proyecto de creación en evolución permanente, del que el ser humano es un catalizador. Si no nos reinventamos, no nos recreamos, perdemos la alegría, el sentido, la trascendencia. Nuestra auténtica humanidad.

No todo en la vida son bellos campos florecidos y cosechas abundantes de sabrosos frutos. Hemos de laborar nuestra tierra, afrontar las dificultades y aprender a gestionarlas. Esto se relaciona con la voluntad, una transmutación del deseo primitivo que nos lanza en la dirección del propósito y el sentido. Así descubrimos que el sentido de la vida es dar lo mejor de nosotros, con gusto, con pasión, con dedicación. Entonces, la vida tendrá no sólo un cauce sino una causa, una corriente abundante que la llenará de sentido. Esa causa nos contiene y nos trasciende porque siempre va más allá de nosotros.

Nadie nunca lo tuvo tan claro como San Juan de la Cruz, ese gran místico occidental, cuando escribía “Para ir adonde nos gusta hemos de ir por donde no nos gusta. Para ir a donde no se sabe hemos de ir por donde no se sabe”.

O en el “entréme donde no supe y encontréme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo”. Atreverse, lanzarse a la corriente, abandonar la peligrosa orilla de la comodidad y batir el propio record cada día. No tratar de competir ni superar a nadie. Superarse. Ser la propia competencia. Así nuestros logros serán los logros de todos. Así podremos constatar que es real aquello de que cuando damos un solo paso adelante lo damos de verdad con toda la humanidad

Para descubrir la cualidad y la esencia de las cosas uno se pregunta para qué sirven. Todo en el universo sirve para algo. Servir es la esencia de lo que somos.

La vida nos devuelve multiplicado lo que le damos. Dar de lo que esperamos recibir es una clave mayor para la realización. Si quieres amor, da mucho amor. Si quieres abundancia no la conseguirás dándole a la vida tu queja y tu miseria. No se puede ser más libre desde la actitud de la víctima. La cosecha de la abundancia, depende especialmente de la calidad de nuestra siembra. El servidor es un sembrador.


Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo como: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Y si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.

Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida.



Texto escrito por el Dr. Jorge Carvajal y que le da sentido a nuestras emociones y como estas se anclan en el cuerpo generando enfermedad: La medicina de la conciencia.

El Ser Humano es milagroso en cuanto que puede transformar su pasado.


Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe”, 
pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente, produciendo enfermedades.

El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada. Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.


La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria. ¿Por qué razón? Porque cuando tu respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente sale a flote, es decir se pregunta ¿ qué pasa aquí que no están respirando? En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos victimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el inconsciente y podemos sacar a la luz nuestras heridas más profundas.

Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es como actuamos para la auto sanación. Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto, eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas solo al frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del padre o de la madre, al desafecto; es decir, el frío es simplemente un símbolo.

Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo. Entonces, si quiero cambiar mi alergia, debo reconocer mi alergia. Si no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿qué cosas en la vida me evocan vergüenza? Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo cómo experimento la vergüenza, a veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otras lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo experimentar de muchas maneras. Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía que está comprometida.


“Al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan.”




Sana las heridas de tu infancia
Haz las paces con tu pasado y
de esa manera disfrutarás más de tu presente.






Vamos a ver otro sentimiento, el miedo. Yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo. El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno; a ese nivel hay un centro de energía muy importante y nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbo-sacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y ese lumbago es el nombre clínico del miedo. Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “tu eres la mejor parte de mí mismo; cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también”. Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo y logro transmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.

Mi resentimiento, mi rechazo, mi odio, frecuentemente está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo. Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.

La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso.



La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico porque le pagamos. La nueva medicina de la consciencia es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.
“La nueva medicina de la consciencia es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.”

Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una perdida afectiva muy grande. Si una perdida afectiva le produce un vacío existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego que yo debo reconocer. Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su consciencia está conmigo, lo dejo partir, no lo retengo. Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el padre o la madre, pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar. Ese anclaje energético puede crear crisis de pánico, de hipertensión, u otros trastornos dañinos.


Si nosotros logramos que la persona sane, es su alma la que lo sana. El sanador no sustituye en la sanación al paciente; yo como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita. Realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión, y la libertad del otro, para sanarse. 

La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes; no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.

Frecuentemente, cuando uno está haciendo una sanación ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de la energía vital universal que también habita en la persona que esta siendo sanada. La paz esta ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia; se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cuál es; y cuando la paz se revela, germina el amor, y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer, o un lupus.

Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse superman, uno puede quedarse atrapado en su orgullo y decirse “estoy triste porque no me curé el cáncer”; pero eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro; a veces aprendemos la lección a la primera, otras veces necesitamos diez oportunidades, y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección.

Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones sumamente complicadas y difíciles. También nos diplomamos o nos especializamos en el alma: cuanto más grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento.


“La autoafirmación es condición para el crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la lección mirando debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la apariencia, la sombra.”

Yo sólo les he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificarlas, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas. Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental ¿cuál es la lección que hay debajo de esta emoción negativa? ¿Cuál era el mensaje, que me quería decir esta actitud y esta enfermedad? Cuando yo digo NO en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está mostrando que detrás de ese No aparece una necesidad de reafirmarme. La ira es la mejor estrategia de autoafirmación. Cuando observo la ira y aprendo a transmutarla, esa ira se vuelve sanadora, es lo mejor de mi fuerza, mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente.

Yo sabía cuándo mi madre estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo. Es así, la ira es una forma de energía que se puede canalizar físicamente. Pero el hecho de que la canalicemos físicamente no resuelve la fuente de la ira. La fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse, y la necesidad de autoafirmarse es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.

Crecer espiritualmente no es decir sí a todo el mundo. El crecimiento espiritual no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo, la tolerancia no excluye la autoafirmación. La autoafirmación es condición para el crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la lección mirando debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la apariencia, la sombra. Pero esa sombra, cuando la hago desaparecer, abre una puerta de luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.






Jorge Carvajal. Médico Bioenergético, Colombiano

Médico, cirujano, poeta, inventor, escritor... Jorge Carvajal es un prestigioso médico de renombre mundial, que dedica gran parte de su tiempo a la investigación y al desarrollo de la bioenergética, ciencia de la que es precursor. Para Carvajal la salud no es un estado, es un proceso dinámico de la conciencia, construida con la imagen que tenemos de nosotros mismos.


Cuando leí este artículo me pareció interesante para compartir y cada uno sacará sus propias conclusiones, seguiré compartiendo.

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